domingo, 18 de noviembre de 2012

EL PRIMER ACUERDO: SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS

 
 
"No hay razón para sufrir.
La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges.
Si observas tu vida encontrarás
muchas excusas para sufrir,
pero ninguna razón válida.
Lo mismo es aplicable a la felicidad.
La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz.
La felicidad es una elección,
como también lo es el sufrimiento."
 
Dr. Miguel Ruiz
 
 


 
 
                 El Dr. Miguel Ruiz, médico cirujano, nacido en una familia mexicana descendiente de los toltecas y criado en la zona rural por una madre curandera y un abuelo nagual - maestro - del linaje de los Guerreros del Águila, tuvo una experiencia cercana a la muerte que posibilitó en su vida una etapa de introspección y vuelta a la antigua sabiduría ancestral.
 
                 En su obra "Los cuatro acuerdos" nos propone sencillos caminos para eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limitan y sustituirlas por otras que nos conducen a la libertad.
 
                 Desde este espacio compartimos algunas de esas valiosas ideas.
 
 
"El primer acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir.
 
El primer acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras.
 
Parece muy simple pero es sumamente poderoso.
 
¿Por qué tus palabras?
 
Porque constituyen el poder que tienes para crear.
 
 
Son un don que proviene directamente de Dios.
 
 
 
 
 
 
 
 En la Biblia, el Evangelio de San Juan empieza diciendo:
 
"En el principio existía el Verbo y el verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios".
 
 
 
 

 
 
Mediante las palabras expresas tu poder creativo, lo revelas todo.
 
Independientemente de la lengua que hables, tu intención se pone de manifiesto a través de las palabras.
 
Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres  lo muestras por medio de las palabras.
 
 
 
 
 
No son sólo sonidos o símbolos escritos.
 
Son una fuerza; constituyen el poder que tienes para expresar y comunicar.
 
Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea.
 
Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, que crea un infierno en vida.
 
 

 
 
El otro es la impecabilidad de las palabras que sólo engendrará belleza, amor y el cielo en la tierra.
 
 
 
 
 
Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas.
 
 
 
 
 
 
La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas.
 
Las semillas son opiniones, ideas y conceptos.
 
 

 
 
Tú plantas una semilla, un pensamiento y éste crece.
 
Las palabras son como las semillas, ¡y la mente humana es muy fértil!
 
El único problema es que con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo.
 
 
 
 
Todas las mentes humanas son fértiles pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas.
 
Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente y prepararla para recibir las semillas de amor.
 
 
 
 
Veamos ahora lo que significa la palabra "impecabilidad".
 
Significa "sin pecado".
 
"Impecable" proviene del latín pecatus, que quiere decir "sin pecado".
 
Un pecado es cualquier cosa que hace y que va contra tí.
 
Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra tí es un pecado.
 
Vas contra tí cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa.
 
 
 
No pecar es hacer exactamente lo contrario.
 
Ser impecable es no ir contra tí mismo.
 
Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.
 
Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra tí mismo.
 
 
 
 
 
Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente en la dirección de la verdad y del amor por tí mismo.
 
Ahora mismo estoy plantando una semilla en tu mente.
 
 
 
 
 
 
Que crezca o no, dependerá de lo fértil que sea tu mente para recibir las semillas del amor.
 
Tú decides si llegas o no a establecer este acuerdo contigo mismo: SOY IMPECABLE CON MIS PALABRAS.
 
Nutre esta semilla y a medida que crezca en tu mente, generará más semillas de amor que reemplazarán a las del miedo.
 
 
 
 
¿Cómo?
 
Utiliza tus palabras apropiadamente.
 
Dite a tí mismo que eres una persona maravillosa, fantástica.
 
Dite cuánto te amas.
 
 
 
 
 
Utiliza tus palabras para romper todos esos pequeños acuerdos que te hacen sufrir.
 
La impecabilidad de tus palabras te llevará a la libertad personal, al éxito y a la abundancia;
 
hará que el miedo desaparezca y lo transformará en amor y alegría.
 
 
 
 
 
 
Puedes leer mucho más sobre este tan interesante y eficaz primer acuerdo en el libro del Dr. Miguel Ruiz, "Los cuatro acuerdos", de Ediciones Urano Bs. As. 2012.
 



domingo, 4 de noviembre de 2012

BUSQUEMOS LA INFINITUD DEL OCÉANO


  Hoy leí esta anécdota de una religiosa clarisa norteamericana, Sor Angélica (89 años), fundadora de Eternal Word Television Network - Red de Televisión de la Palabra Eterna -,  la primera red católica de comunicación social vía satélite en todo el mundo que me quedó resonando.
La comparto con ustedes.


"Hace unos años estaba en California dando unas conferencias, cuando decidí dar un paseo junto al mar. Me encanta el océano. Me asombra la obra que Dios realizó al crearlo, y cuando contemplo su poder en esa expansión aparentemente inacabable de agua y en el vaivén de las olas, siempre me entran ganas de jugar.
 
 
 
 
En esa ocasión vestía como de costumbre mi hábito franciscano de color castaño, y al pasar junto a unos bañistas, vi que me miraban perplejos.
 
Conforme avanzaba por la playa, las chicas que llevaban bikini empezaron a cubrirse una tras otra con sus toallas hasta la barbilla, en una curiosa ola de recato.
 
Cuando llegué a un punto que me pareció conveniente, me detuve como de costumbre a ocho o diez metros de la orilla y llame a las olas para que se me acercaran. A mi entender pertenecían a mi Padre celestial, por lo que podía llamarlas si lo deseaba.
 
 
 
 
Los bañistas me miraban como si estuviera loca, pero no me importaba.
 
- ¡Vamos, podéis hacerlo!, - clamaba.
Me sorprendió comprobar que una ola me había oído. Y de pronto estuve a punto de ser zambullida por una de las olas más grandes que he visto en mi vida.
Quedé atónita sin poder moverme.
─¡Corra, corra -gritaba todo el mundo en la playa
 
Pero con mi pierna ortopédica anclada firmemente  en la arena, no podía dar un paso.

De pronto la ola se estrelló a mis pies empapando mis zapatos e incluso el dobladillo de mi hábito.

Al levantar la mirada comprobé que una gota diminuta se había posado en mi mano. Era realmente hermosa; brillaba como un diamante a la luz del sol.






La belleza de aquella minúscula gota me afectó
tan profundamente que me sentí indigna de ella y,
ante mi propia sorpresa, la devolví al océano.
 
 
Entonces mi extraña paz se vio interrumpida por la voz del Señor, que me decía:

─Angélica
─Sí, Señor ─respondí─
─¿Has visto esa gota?
─Sí, Señor.
Esa gota es como tus pecados, tus debilidades, tus flaquezas. Y el océano es como mi misericordia. Si buscaras esa gota, ¿Podrías hallarla?
─No, Señor.
─Por mucho que la busques, ¿Serás capaz de hallarla?
─No, Señor.
─Entonces, ¿Por qué te empeñas en buscarla?-añadió en un susurro.
 Tal vez, la mayor parte del tiempo damos vuelta vertiginosamente alrededor de nuestras debilidades,, limitaciones, carencias  perdiendo de vista la magnificencia de nuestras potencialidades que son tan infinitas como lo es la creación a cuya semejanza hemos sido hechos. 

Tratemos entonces de abrir nuestro horizonte mental y espiritual para crear desde nuestra aparente pequeñez , pobreza e impotencia la más inmensa realidad de ser y hacer lo que anhelamos ser, hacer y tener!!!!