miércoles, 30 de octubre de 2013

AMEMOS MÁS NUESTRA BELLEZA NATURAL





Nuestro cuerpo, nuestro envase, nuestro vehículo físico, el que necesitamos para existir en esta dimensión física suele ser objeto - más de lo pensado -  de nuestra desatención, de nuestro descuido pero fundamentalmente de nuestra subestimación y desvalorización.


Entonces, a partir de él nos calificamos y presentamos al mundo con mucho menos valor que el real, que la real naturaleza de nuestro ser. Nos percibimos en desventaja con respecto a nosotros mismos, en desventaja por lo que nosotros mismos ponderamos, por lo que nosotros creemos ser en función de aquellas imágenes idealizadas que creemos no alcanzar a ser.





Y resultamos siendo mucho más, apareciendo y manifestando mucho más de lo que pensamos que somos, mucho más de lo que expresamos desde nuestro interior. Si bien lo que pensamos condiciona nuestra imagen, nuestra naturaleza externa es por sí misma cualitativa y cuantitativamente más generosa, más atractiva, más bella.





Me impactó esta idea de la marca Dove que difundió la investigación de uno de los destacados fisonomistas gráficos del FBI - Gil Zamora -, al generar los perfiles faciales de personas comunes desde la imagen propia que cada persona tenía de sí  en función de sus atributos físicos defectuosos o no, según lo percibía desde su mismidad y compararlos con los identikists de estas mismas personas esbozados desde la imagen que cada una de ellas proyectaban y era captada por personas desconocidas. 







El resultado, asombrosamente contrastante, nos interpela y nos tiene que mover a atender más nuestra belleza externa, sí nuestra belleza natural, que es siempre belleza incomparable con ningún patrón social, que es siempre belleza porque somos creaciones perfectas de nosotros mismos y del universo.



lunes, 14 de octubre de 2013

NUNCA EN TU VIDA






El genial Steve Jobs nos mueve a reaccionar ante el desaliento y desànimo, el cansancio espiritual, la impotencia que puede sorprendernos cuando nuestros caminos resultan recónditos, imprecisos y tal vez, un tanto accidentados y lo hace con la simplicidad de los pensamientos profundos, luminosos y certeros como éstos:


 NUNCA DARSE POR VENCIDO.







 NUNCA APARENTAR.




NUNCA MANTENERSE INMÓVIL.





NUNCA AFERRARSE AL PASADO.





NUNCA DEJAR DE SOÑAR.