sábado, 23 de agosto de 2014

QUERER ES PODER






                     Cuántas veces hemos escuchado esta cotidiana frase: “Querer es poder” proviniendo de algún ser cercano que  - en su intento de animarnos a emprender lo que nos cuesta decidir – nos llama a convencernos del potencial que tiene no sólo nuestro pensamiento sino fundamentalmente, nuestro sentimiento en la realización de todo aquello que anhelamos lograr vivir. 







     Pero esto, ¿es así? ¿tiene poder nuestro querer?¿en qué medida?



         En los últimos tiempos estamos accediendo cada vez más a esta idea que durante mucho tiempo ha sido o velada o desvalorizada a nuestro conocimiento. Muchas veces esta idea ha quedado sólo como un lema motivacional que impele a la acción y puede en ocasiones fortuitas llegar a concretarse.


      
           Y surge nuevamente la pregunta: 

  • ¿siempre que queremos podemos?

  • ¿todo lo que queremos lo podemos lograr?


       … y si no es así, ¿porqué no podemos lo que queremos?



          En estos días, no por casualidad, obviamente, accedo a conocer parte del trabajo de un destacado científico mexicano egresado de la UNAM y del New York Medical College, dedicado desde la Psicología al estudio de la mente humana y de la electrofisiología del cerebro humano entre tantos aspectos,  el Dr. Jacobo Grimberg Zylberbaum



     Este  célebre investigador desaparecido en 1994 en circunstancias altamente extrañas,  fue quien describió la llamada “Lattice” como la “red neuronal universal” conectada con las neuronas de nuestros cerebros de modo que cada vez que un sentimiento en manifestación genera una idea y ésta se concreta en una praxis, en una acción, contribuimos instantáneamente a modificar esa malla o red de conciencia.






              Grinberg arriesgó su prestigio académico al publicar un libro sobre Bárbara Guerrero, - Pachita - curandera mexicana, que supuestamente entraba en trance y realizaba complejas operaciones quirúrgicas con un cuchillo oxidado. Participó en las operaciones de Pachita quién según afirmó, lo hizo comprender que la aparición de la conciencia a partir de la actividad cerebral era una pregunta que la fisiología contemporánea no estaba preparada para contestar con experimentos como los que realizaban él y sus colegas en los laboratorios.


              El Dr. Grinberg se basaba en una teoría que él llamaba Sintérgica y cuya postulación fundamental es la que surge como resultado de tres procesos de interacción. 


             El primero de ellos es una interacción entre elementos neuronales capaz de crear un campo energético complejo denominado Campo Neuronal.


              La segunda interacción ocurre cuando el campo neuronal se pone en contacto con la estructura energética del espacio. La interacción entre el campo neural y el espacio crea un patrón de interferencia que se denomina estructura energética de la experiencia.


             El tercer proceso de interacción ocurre entre la estructura energética de la experiencia y un proceso central. Esta interacción es la más misteriosa de todas e implica la existencia de una focalización energética realizada a través de un hipotético factor de direccionalidad.


            De acuerdo con la teoría Sintérgica, cualquier ser vivo, con la capacidad de experimentar o de sentir, sufre de los tres procesos de interacción.


             De aquí que según esta Teoría Sintérgica de Grimberg , nuestro cerebro  interáctua con un campo informacional de enorme complejidad - la Lattice  o camo sintérgico -  que algunos llaman campo cuántico y otros como David Bhom, "campo implicado". Los físicos actuales hablan de campo espacial.
 

Siguiendo al genial Grimberg señala la maravillosa Fresia Castro,


la calidad del sentimiento con el cual plasmamos un acto creativo determina la condición del resultado, en relación a la sintonía de frecuencias de enlace dentro de la malla.”  



    Entonces, si nuestros sentimientos son de baja vibración enlazaremos con situaciones de baja frecuencia. Así, si nos domina el miedo tendremos mayor probabilidad de vivir situaciones poco satisfactorias, poco gratas y hasta riesgosas y enfermantes.



     Esto nos invita entonces a enfocar nuestra atención en la calidad de nuestros sentimientos a la hora de decidir actuar de manera de resignificar a tiempo nuestras reacciones para transformarlas en verdaderas acciones poderosas al servicio del logro de nuestra felicidad.






Fresia Castro Moreno en "El cielo está abierto: activación de la glándula pineal" Editorial del Nuevo Extremo, Bs. As. 2014.