El hecho de ponerse en contacto consigo mismo al sentir las reacciones del cuerpo ayuda a entrar en diálogo con Dios ya que el mayor obstáculo del silencio interior suele ser la tensión nerviosa.
Anthony de Mello - sacerdote jesuita de origen hindú - propuso una serie de ejercicios a los participantes de la 32° Congregación General de la Compañía de Jesús que se reunía diariamente para hacer una hora de oración bajo su guía. Compartimos uno de ellos:
- Iniciamos nuestro momento de oración con el siguiente ejercicio de relajación y silencio.
Recordar que sentir no es pensar.
1° Adoptar una posición de descanso y relajación. Los ojos pueden estar ligeramente cerrados o fijos en algún objeto cercano, más o menos a un metro de dsitancia.
2° Sentir el contacto de la ropa en los hombros.
3° Sentir que la espalda toca suavemente la silla.
4° Sentir el cuello que suavemente la cabeza adelante y atrás , a la derecha y a la izquierda.
5° Sentir el pecho que se dilata al aspirar el aire y se relaja al expirarlo.
6° Tomar conciencia de las sensaciones del brazo derecho ..., del brazo izquierdo ..., de la mano derecha ..., de la mano izquierda ...., mantener las manos abiertas de manera receptiva y relajada sobre las piernas. Sentir también las manos que mueven lentamente cada dedo.
7° Sentir las plantas de los pies que tocan los zapatos.
Ocho o diez minutos de ejercicios, al principio de la oración, serán suficientes para sentirse relajado , en paz y encontrar en el silencio el clima apto para la contemplación
Extraído de "Cuerpo y alma en oración" Ediciones San Pablo, Bs. As. 2005
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