domingo, 22 de abril de 2012

CREAR UN ESPACIO PARA NUESTROS DESEOS

Muchas veces cuando tratamos de interiorizar un deseo no consideramos los cambios que nos exigirá lograr ese deseo, esa nueva realidad. Parece que lo vemos simplemente como algo que tenemos que incorporar a nuestra vida actual.




Sin embargo, para acomodar este deseo, esta nueva realidad tendremos que efectuar múltiples y diversos cambios, cambios pequeños y grandes.

Muchos de estos cambios muy usualmente poco tendrán que ver con la realidad que queremos o necesitamos cambiar. 

¿Por qué?
Tal vez porque a partir de esos pequeños o grandes cambios que hagamos relacionados en menor medida con la realidad que queremos cambiar, se comienza a activar el engranaje de los cambios en nuestra vida, comienza a fluir una nueva energía que de a poco irá impregnando todas las facetas de nuestra existencia, todas aquellas que deseemos cambiar. 




Por eso, nuestra nueva realidad, la realidad deseada necesita un lugar.

Cuando nos centramos en la creación de algo nuevo, esa creación necesita un espacio.

Para poder crecer hacia esa creación tendremos que realizar ajustes internos y externos en nuestra vida.




Tal vez los cambios necesarios a realizar sean complicados.

Hemos elegido un camino nuevo y debemos abrirlo, crearle un espacio en nuestro corazón, en nuestra mente y en nuestra realidad material.

Por lo tanto, comencemos a realizar pequeños cambios para activar la nueva energía generadora de cambios.

Significativamente, podremos comprobar cómo sincrónicamente se irán activando otros cambios y así se manifestarán hasta alcanzar la totalidad de lo que deseamos concretar.




Cualquier momento de la vida se presentará ahora como una oportunidad para vivir la nueva realidad.

Dentro de nosotros y  a nuestro alrededor todo está cambiando, fundamentalmente nuestra percepción y nuestra forma de reaccionar.




A partir de ahí, observemos los cambios que se van produciendo en nuestro entorno. Tal vez algunos, no encajen o se relacionen con lo que queremos, tal vez ni siquiera los entendamos.

Es el momento entonces de ceder ante la transformación de nuestro interior y de nuestro exterior.




Abramos pues las manos y dejemos escapar todo aquello que nos tuvo aferrados durante años o durante toda nuestra vida.




Quedémonos en ese espacio que creamos para pensar en nuestro deseo y dejémonos cubrir y empujar por su energía en esos momentos de transición.

¡Animémonos a cambiar desde lo pequeño de la vida para que todo lo nuevo nos comience a atraer con su fuerza centrípeta!!!!




jueves, 19 de abril de 2012

Carta de un elefante al Rey de España

Comparto con ustedes esta publicación escrita por el periodista Juan Arias en el Diario El País de España ayer 18 de Abril:

Señor Rey de España:

Soy un elefante de Botsuana, el país africano en el que me dicen que su Majestad ha estado recientemente para descansar de sus fatigas, cazándonos en un safari. Los elefantes somos mansos, aunque fieros cuando nos atacan. También nuestros dioses, los de la sabana, son dioses buenos, no vengativos, aunque sí celosos de sus habitantes.




Quizás por ello, han querido preservar su vida, importante para su país, aunque han querido advertirle con su caída y sus fracturas en el campamento desde donde salía para cazarnos, que sería mejor ya para su Majestad que ha vivido ya más de lo que vivimos uno de nosotros, dedicase su tiempo a otras cosas, en vez de venir a matarnos.
 
Por ejemplo a seguir a esa España que se está desmoronando económicamente, a ese 52% de jóvenes que sufren el aguijón del paro después de tantos años de estudios, o simplemente a disfrutar de ver a los animales correr y divertirse en su habitad natural, pero sin escopetas, con las manos vacías o llenas de flores.

Nosotros sabemos que no ha hecho nada ilegal viniendo y pagando muchos miles de euros para matar a uno de los nuestros. Se lo permiten las leyes de mi país. Para muchos, matar gratuitamente animales es como lo era antiguamente cazar a lazo a los negros o indios para esclavizarlos. 

 
¿Pero basta que algo sea legal para realizarlo? Existen también las leyes del corazón, no escritas, las de los sentimientos humanos, que dicen por cierto que son superiores a los nuestros y existen ciertos ejemplos que un Rey debe ofrecer de su vida incluso privada.






Su Majestad, desde su primer discurso como Rey, afirmó que quería serlo de todos los españoles. Yo sé que en España hay aún mucha gente que no se importa de ver sufrir o morir a los animales y que hasta se divierte observándolo. Pero existen también millones, sobretodo de jóvenes, que aman a los animales, que quieren protegerles y conviven con ellos. A esos millones de españoles, no creo que les guste especialmente la imagen de su Rey llegando a esta África, que es nuestro territorio, escopeta al hombro, para distraerse disparándonos sin que podamos defendernos.

Nos han dicho, Majestad, que posee una de las mejores colecciones de escopetas de caza que existen. ¿Podemos hacerle una sugerencia? Haga de ellas un museo y anuncie a los españoles, que su Rey ya no va a matar a ningún animal y que los años que aún le queden de existencia- que le deseamos sean aún muchos más de los que nosotros vivimos, los va a dedicar a distraerse a favor de la vida y no de la muerte.


Sabemos que nosotros, los elefantes, como el resto de los animales, no tenemos derechos. Nacemos para ser cazados y muertos. Pero queremos recordarle que nosotros no hacemos mal a nadie. Somos sensibles y humildes y hasta nos parecemos a ustedes los Homo Sapiens. Dicen los zoólogos que somos de los pocos animales que respetamos a nuestros difuntos y de los pocos que saben reconocerse, como los humanos, en un espejo. 




    Es verdad que quizás para ustedes los humanos los elefantes seamos inútiles, no somos indispensables para nada, pero, no por ello deben tener el derecho de matarnos. También las monarquías hoy- y lo digo con todo el respeto- aparecen inútiles para muchos y no por eso se hace la caza a los reyes y reinas.

Y hablando de reinas, nos gustaría saber qué piensa su discreta y querida reina Sofía de su amor por la caza de elefantes. Ella como mujer y como madre, debe saber que en nuestra organización en la sabana, vivimos un reino matriarcal. Ellas, las elefantas, organizan y dirigen nuestra comunidad. Son madres amorosas, dan de mamar a sus hijos durante tres y hasta cinco años y sufren como ustedes los humanos cuando se los matan por capricho.





Por último nos gustaría que sus nietos y biznietos, Majestades, un día consiguieran divertirse sin necesidad de venir a África a cazarnos y arrancar nuestros colmillos de marfil para adornar los palacios reales con sus trofeos de muerte.

Quizás, ni queriendo podrán ya hacerlo porque quedamos sólo 30.000 elefantes en todo el mundo y al ritmo con el que nos matan, sus nietos ya no tendrán como hacerlo, porque habremos sido extintos. Tendrán que conformarse con cazar cucarachas que al parecer tienen un millón de años y resisten hasta a las radiaciones atómicas. Nosotros, no. Somos más grandes, pero más frágiles. Quizás por ello nos amen tanto los niños a los que les gusta divertirse con nosotros. Vivos, no muertos.


 



Sólo desearle, Majestad, en nombre de nuestros dioses, que se recupere pronto del susto que le hemos dado, que no era para matarle, sino para hacerle pensar que sería mejor para su Majestad, que a la hora de dejar este Planeta, los elefantes que aún estemos vivos, podamos llorar por usted en vez de alegrarnos por haber perdido a un verdugo.

Los vientos de la selva son misteriosos, Majestad. ¿ Por qué no nos regala sus escopetas en vida?


Con respeto y en nombre de todos los elefantes de Botsuana.


domingo, 15 de abril de 2012

DESCUBRIR NUESTROS MIEDOS PARA SUPERARLOS


Utilizamos la mayor parte de nuestra energía emocional e intuitiva para reprimir lo que sabemos y así proteger nuestros puntos débiles.



El miedo nos paraliza, nos anquilosa, nos destruye.
Destruye la posibilidad de caminar o recomenzar el camino hacia la felicidad, hacia un nuevo estado, una nueva etapa de felicidad, tal vez la verdadera felicidad, la que ansía nuestra alma, la que vela nuestra mente.



Nos sentimos demasiado frágiles como para admitir que una relación no funciona o que cualquiera de nuestras conductas adictivas, nos acaba.

Malgastamos energía para escondernos de la realidad.



Nos volvemos ciegos e insensibles para evitar emociones o cambios difíciles.

Nuestro empeño en autoafirmarnos pone de manifiesto muchos de nuestros miedos.

Fingimos ser quienes no somos, es decir , lo contrario de lo que nos aterra ser.



Una manera de descubrir qué es lo que tememos es observar en qué concentramos la energía.

Si nos centramos en nosotros mismos podremos detectar qué parte de nosotros no percibe la nueva realidad, el camino al que estamos llamados para alcanzar la felicidad.

Centrados en nosotros mismos podremos escuchar la voz de la duda y el miedo.



Fijémonos en las personas, ideas o situaciones que dificultan la consolidación de nuestra nueva realidad.

Notemos los recuerdos, las emociones que nos vienen a la mente y soltémoslos.



Veremos aquello de lo que nos hemos estado escondiendo, lo que nos ha hecho sufrir, tener miedo, caer en la desesperación.

Y nos daremos cuenta del poder que tenemos para cambiarlo.




La verdad del pasado, del presente y del futuro que nos prefigurábamos y hemos descubierto y soltado, se convertirá en energía para crear la nueva vida, nuestra nueva y feliz realidad.