Quítate tu vestido de duelo y desdicha

Algo hoy me conmovió fuertemente y movilizó mi alma que estaba un poco aletargada a mirar mi vida y mis circunstancias desde otro ángulo  para encararlas con otra energía, con nueva fuerza. Entonces necesité - como siempre - la palabra de Dios y me fue dada con una vibración tal que sentí que debía compartirla con todos aquellos seres que accedieran a este blog y estuvieran necesitándola también.

Esta palabra del profeta Baruc - discípulo y secretario del gran profeta Jeremías - es de una fuerza tal porque constituye un imperativo y a la vez una promesa. Ese imperativo que tal vez muchos necesitamos inyectar a nuestra alma para sacarla de la tristeza, del cansancio, de la desesperanza, de la impotencia. Esa promesa que esperamos sentir para tener confianza, para ver lo que hoy no podemos ver pero es aquello que anhelamos fuertemente vivir.

Entrego esta palabra para que vibre en ustedes y mueva sus corazones y sus mentes a dar ese paso que deben dar o a esperar aquello que ya no esperaban más.

"Jerusalén, mira al oriente y contempla la alegría que te viene de Dios".

"Jerusalén, quítate tu vestido de duelo y desdicha y vístete para siempre con el esplendor de la gloria de Dios.

Reviste cual un manto la justicia de Dios, ponte como corona la gloria del Eterno; porque Dios mostrará tu grandeza a todo lo que hay bajo el cielo.

Dios te llamará para siempre: "Paz en la justicia y gloria en el temor de Dios".

Levántate Jerusalén, ponte en lo alto, mira al oriente y ve a tus hijos reunidos del oriente al poniente por la voz del Santo, felices porque Dios se acordó de ellos.

Salieron a pie escoltados por los enemigos, pero Dios te los devuelve, traídos con gloria, como hijos de rey.

Porque Dios ha ordenado que todo cerro elevado y toda cuesta interminable sean rebajados y rellenados los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios.

Hasta los bosques y todo árbol oloroso les darán sombra por orden de Dios.

Porque Él guiará a Israel en la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolos con su misericordia y justicia."

Baruc 5, 1 -9